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La evaluación del ciclo de vida (ECV) de un producto es un análisis sistemático del impacto ambiental de un producto a lo largo de todo su ciclo de vida, cuyas etapas se definen del siguiente modo: extracción de materias primas; fabricación de productos; transporte, distribución y envasado; utilización; y eliminación o reciclado al final de la vida útil.
Vea este vídeo para obtener más información sobre la ECV:
Los ACV ayudan a identificar el impacto medioambiental de los EPI en las distintas fases de su ciclo de vida. Al comprender qué fases generan la mayor parte de las emisiones de carbono, podemos centrar nuestros esfuerzos de sostenibilidad en estas fases para conseguir las mayores mejoras medioambientales para la sostenibilidad general de nuestro EPI.
En Ansell, analizamos el ciclo de vida desde la extracción de los recursos naturales hasta el final de la vida útil del producto, lo que se conoce como evaluación de la cuna a la tumba, que es la forma más rigurosa y completa de ACV.
Calculamos nuestros ACV de la cuna a la tumba para conocer a fondo el impacto ambiental de nuestros productos a lo largo de todo su ciclo de vida, desde la extracción de las materias primas hasta su eliminación. Este enfoque holístico nos ayuda a identificar oportunidades para reducir el impacto medioambiental de nuestros EPI en todas las fases del ciclo de vida de un producto, incluido su uso y el final de su vida útil.
Sin embargo, sólo compartimos información de la cuna a la puerta, que cubre el impacto medioambiental de un producto hasta el punto en que los productos salen de nuestros almacenes, porque es en este punto donde Ansell tiene más control sobre un producto y puede demostrar claras mejoras de sostenibilidad. Las distintas formas de utilizar y eliminar los productos afectan a su impacto ambiental global, pero los métodos de uso y eliminación varían según nuestros clientes, por lo que no siempre podemos tener en cuenta estos factores.
Además, los resultados obtenidos en el proceso "de la cuna a la puerta" suelen ser más relevantes para las partes interesadas, como clientes y proveedores, que se preocupan principalmente por adquirir productos cuyas fases de producción y suministro tengan el menor impacto ambiental.
La huella de carbono se calcula analizando cada etapa del ciclo de vida de un producto mediante evaluaciones del ciclo de vida (ECV), que miden la energía consumida y cuantifican los gases de efecto invernadero emitidos. Este proceso suele implicar la recogida de datos, la modelización y la validación mediante normas reconocidas. Las evaluaciones de la huella de carbono de nuestros productos se realizan de acuerdo con las normas ISO 14040:2006 e ISO 14044:2006 y son revisadas críticamente por una parte externa.
No, no todos los análisis de ACV son iguales o directamente comparables. Las diferencias en el objetivo, el ámbito, la unidad funcional, los límites del sistema, las fuentes de datos y las metodologías pueden dar lugar a resultados distintos. Estas variaciones significan que debe alinear y estandarizar cuidadosamente estos parámetros para cualquier comparación significativa. Sin esta alineación, las comparaciones entre las ECV pueden dar lugar a conclusiones engañosas.
Entre los factores clave figuran:
Aunque la seguridad es siempre nuestra prioridad, nos comprometemos a reducir el impacto medioambiental de nuestros EPI mediante una serie de prácticas sostenibles, entre las que se incluyen:
Aunque puede utilizar la información sobre la huella de carbono para elegir productos con menos emisiones de carbono, es importante equilibrar este aspecto con otros factores como la seguridad, la durabilidad y la gestión de residuos.
Por ejemplo, un producto con una huella de carbono ligeramente superior puede seguir siendo la opción más sostenible si es más duradero, reutilizable o reciclable, ya que los EPI reutilizables suelen tener una menor huella de carbono por uso a lo largo de su vida útil.
Más allá del impacto medioambiental obvio, los datos de la huella de carbono también pueden ayudarle a elegir proveedores más sostenibles, informar sus políticas de compras y apoyar sus esfuerzos por reducir las emisiones de Alcance 3.
Los EPI reutilizables pueden tener una menor huella de carbono cuando se usan varias veces. Sin embargo, los EPI reutilizables no son adecuados para situaciones en las que priman la higiene y la esterilidad, como la asistencia sanitaria.
Por desgracia, el "lavado verde" es habitual en el sector de los EPI, así que elija un EPI que sea realmente sostenible:
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