Los trabajos con electricidad son intrínsecamente peligrosos. El riesgo eléctrico implica un peligro de muerte, descargas u otras lesiones provocadas por la electricidad, ya sea por exposición directa o indirecta. La posible gravedad de estas lesiones requiere la adopción de precauciones de seguridad y medidas de control destinadas a eliminar riesgos en el entorno de trabajo. La clave de este proceso es la identificación y la provisión de los EPI adecuados.

El trabajo con electricidad conlleva muchos riesgos. Pueden producirse descargas eléctricas y quemaduras por contacto con cables expuestos, equipos defectuosos o superficies metálicas, incluyendo suelos y tejados. Los fallos eléctricos pueden también provocar incendios, y la electricidad puede actuar como fuente de ignición en entornos inflamables o explosivos, con efectos devastadores.

Las medidas de seguridad más adecuadas vendrán definidas por el entorno de trabajo específico y las tareas que se deban acometer. En principio, los trabajadores deben conocer la naturaleza esencial de la electricidad y ser capaces de identificar y eliminar los riesgos eléctricos en el puesto de trabajo. También deben estar familiarizados con el uso del EPI adecuado.